El diseño para todos y la accesibilidad universal son conceptos que muestran cómo lo que comenzó siendo una reivindicación de derechos para las personas con diversidad funcional acabó convirtiéndose en auténtico motor de transformación social que ha mejorado la vida cotidiana del conjunto de la ciudadanía; mejor urbanismo, mejor transporte, mejor tecnología...Y, cuando se tienen en cuenta estos principios desde el inicio, es una mejora de los productos y servicios que no requiere más inversión que hacerlos mal.
Seguramente, si comparamos los programas electorales de las diferentes candidaturas no habrá grandes diferencias en este terreno. No obstante, sí me parece importante reflexionar sobre la exigencia del cumplimiento de las normas, y eso pasa -también- por potenciar la función inspectora, un aspecto donde el compromiso personal cobra valor. Pocas cosas me harían pasar mejores ratos que asumir ese compromiso personal de velar por la exigencia del cumplimiento de la normativa sobre accesibilidad.
También es necesario avanzar más allá de las leyes y reglamentos actuales. En este sentido, quería destacar una de las propuestas de ICV-EUiA. En la página 144 dice "Planificar, amb calendari i pressupost, un procés per a la plena accessibilitat de tota la flota de taxis. Tal i com s'ha fet amb els altres transports públics, la progressiva substitució dels vehicles actuals per d'altres accessibles suposarà un millor servei de taxi per a tota la ciutadania i suposarà una oportunitat per dissenyar i fabricar els nous models a Barcelona"
A mi entender, es una propuesta que recoge de manera tan ambiciosa como realista la experiencia que ya hemos tenido con los procesos de generar un mejor transporte para todos, además de suponer una gran oportunidad de crear conocimiento y empleo de calidad. Nueva York es el último ejemplo de que, además de justo y necesario, es posible.
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